La compañía sueca Ikea ha confirmado esta semana que sus productos salen de sus fábricas y llegan a las tiendas «completamente montados y listos para ser instalados en cualquier hogar”. Luego, minutos antes de ser puestos a la venta, la empresa los desmonta.
La marca desconoce por qué sus clientes «adoran» montar los muebles ellos mismos, pero esto les obliga a desmontar los muebles uno a uno y apuntar el proceso en un papel, encareciendo la producción.
“Claro que los muebles los fabricamos enteros, no somos una fábrica de patas, tornillos y maderas, hacemos muebles”, explica Peter Agnefjäll, directivo de la marca.
“Cuesta mucho fabricar un mueble sin saber cómo queda, no sabemos hacerlos a trozos”, se justifica el empresario. Según dice, en muchas ocasiones los trabajadores de las tiendas se ven obligados a serrar patas para poder desmontar los muebles, que nunca logran recuperar su firmeza original.
Según los estudios de mercado de Ikea, el cliente quiere sentir que aporta algo a la fabricación aunque en realidad no sea necesario. “Nos consta que la gente adora montar nuestros muebles. ¿Por qué iban a venir si no?”, ha explicado Peter Agnefjäll. «Las cosas que no se pueden desmontar las doblamos muchísimo para no decepcionar al cliente», precisa.
Según la marca, los muebles serían un 70% más baratos si Ikea no se viera obligada a despiezar cada objeto antes de ponerlo a la venta.
