La ejecución del ministro de Defensa norcoreano, Hyon Yong Chol, de la que informaron los servicios de inteligencia surcoreanos, ha avivado las críticas al régimen de Kim Jong-un, que se defiende argumentando que «esos derechos humanos diseñados para una mentalidad occidental no hay quien los cumpla en un régimen no democrático».
«Parece que para la ONU solo hay una forma de gobernar, que es la suya. Si esto es tolerancia, que baje Yo y lo vea», ha declarado el líder norcoreano, que insiste en que «si intentara respetar tantos derechos, no podría hacer nada de lo que hago. Se harían las cosas siempre a su manera. Y yo a eso lo llamo dictadura de la democracia».
El líder admite que ha ordenado la muerte de cerca de 70 altos funcionarios desde que está en el gobierno, pero apunta que «cada maestrillo tiene su librillo».
El mandatario se siente «severamente observado y criticado solo porque soy distinto» y pide a la comunidad internacional «un poquito de autocrítica también de vez en cuando». Cree que existe «una caza de brujas contra los líderes autoritarios que no tenemos un cuerpo como los que salen en las revistas. En las suyas, quiero decir, porque en las nuestras salgo yo».
Corea del Norte recuerda además que «el autoritarismo es previo a la democracia, es la base de todo, pero Occidente quiere borrar la tradición a golpes de capitalismo y se están perdiendo las buenas maneras de gobernar».
«Luego les entra la nostalgia y vuelven a la estética retro, al vinilo y a las fotos hechas con Polaroid. Les pasará lo mismo con las ejecuciones públicas. Y entonces querrán venir aquí a aprender», señala.
Kim Jong-un ha anunciado que «respetaré los Derechos Humanos cuando los Derechos Humanos me respeten a mí». Luego, visiblemente alterado, ha lanzado un misil «no sé dónde, me da igual; ya me lo diréis vosotros, que estáis todo el día controlándome y juzgándome».
