Un estudio del Instituto Nacional de estadística (INE) ha confirmado que las ancianas españolas se comerían a sus nietos si fuese legal.
“Son tan dulces que te los comerías, no me digas tú que no”, admiten sin pestañear las abuelas pese a la brutalidad del acto.
Según expertos psicólogos, “comer es el acto definitivo de apropiación, es una forma de conseguir que el objeto amado forme parte de uno mismo”. El deseo, pues, de comer nietos procede de la necesidad de apropiarse de su carácter adorable.
“No es todo amor: también hay cierto afán de apropiarse de la juventud perdida. Y quizás un poco de hambre también, no es descartable”, matizan los especialistas.
El Gobierno no ha tardado en reaccionar tras la publicación de estos datos tan espeluznantes. Sanidad ha contactado con Mentos para que se distribuyan en todos los hogares donde convivan abuelas y nietos varios paquetes de caramelos que, según los científicos, “logran calmar las ansias de canibalismo porque distraen a los ancianos y les proporcionan estímulos placenteros”.
Es importante, eso sí, que los caramelos Mentos se administren solo a la abuela, porque si el nieto se los come primero, resulta doblemente apetecible.
De hecho, los expertos creen que, cuando las abuelas pellizcan a sus nietos en las mejillas, lo que hacen es comprobar si tienen un caramelo Mentos en la boca para podérselo comer también.
