Tildándolo de “asombroso espectáculo”, Manuel Esloveño, de 54 años, asegura estar “absolutamente encandilado” por cómo paulatinamente el tiempo está transformándole en peor persona, acrecentando su egoísmo, hipocresía e indiferencia ante el pesar ajeno.
“Es fascinante vivir este proceso, de verdad. Supongo que es el milagro de la vida”, dice este administrativo a quien, hace años, podían afectarle las injusticias pero ya no.
“Es un proceso precioso ver cómo la naturaleza va haciéndote más resentido con el tiempo”, ha explicado a diversos periodistas esta mañana. “De joven eres una buena persona y te vas sorprendiendo ante tu creciente egoísmo. Y lo más increíble de todo es hasta qué punto te da igual. Es fascinante”.
“Es una transformación emocionante y milagrosa”, afirma
“Estoy encandilado y sorprendido ante mi creciente egoísmo”, dice. “Supongo que sí, que podría esforzarme para ser mejor persona pero es increíble hasta qué punto me da igual” dice absolutamente deslumbrado ante el prodigio de la madurez.
“Mi egoísmo está en su máxima floración ahora y puedes ver, si te fijas, cómo poco a poco ha ido tornándose en la desvergüenza más deshumanizada que puedas imaginar. Y poder ver eso, poder presenciarlo, es un privilegio”, declara.
“Las cosas son a la vez más triviales que nunca y mucho más importantes, y la diferencia entre lo trivial y lo importante resulta indiferente y lo que me la suda todo resulta sobrecogedor”, concluye con lágrimas en los ojos.
Al cierre de la edición, fuentes cercanas a Manuel han informado que éste ha vuelto a casa por la noche asegurando haberse colado en la cola del supermercado. «Y no pasa nada», ha dicho.
