«Prefiero andar descalzo de esquina a esquina por cada calle que hay en tus sueños. Pasearé en un cielo sin estrellas esta vez tratando de entender quién hizo un infierno el paraíso». Con estas palabras se despidió Borja Dopico de su pareja sentimental antes de inducirse ayer un coma farmacológico para quitarse de la cabeza una canción de Rosana.
Carlinhos Brown se ha ofrecido a ayudar
«Dios no va entender por qué se va pero bueno, allá él», dice su novia, que ha explicado a los medios que «todo empezó cuando sonó la dichosa canción de Rosana en el supermercado de El Corte Inglés y se le metió en la cabeza».
La joven no entiende que pongan temas de Rosana «en lugares públicos donde puede haber niños» y no puede reprimir las lágrimas al recordar que «él, yo, el destino y el corazón éramos uno».
Antes de optar por inducirse el coma, Dopico acudió a varios especialistas que intentaron sin éxito extirpar el talismán de su piel. «Era el as de los corazones que se paseaba por sus tentaciones», argumenta uno de los dermatólogos.
Finalmente, pues, la víctima prefirió cesar su actividad cerebral a fuego lento, fraguando esta locura con la fuerza de los vientos y el sabor de la ternura.
«Tantos días como sueños, tantos sueños que no acaban», lamenta su pareja frente al cuerpo dormido de Borja Dopico, cuyos pies siguen balanceándose aún, tramando este alboroto con la danza de los mares y el sabor del poco a poco.
Al cierre de la edición, el cantante Carlinhos Brown ha mostrado su preocupación por el caso y ha recordado que él siempre está dispuesto a echar una mano. «Hoje o tempo nos passou e a gente continuou a gente ainda não sonhou», ha declarado golpeando rítmicamente una cosa.
