Glorimar Montalvo, la cantante de reggaeton que pedía insistentemente que le dieran más gasolina, ya tiene el tanque lleno. Aunque admite que le sigue gustando la gasolina que prende su turbina, el éxito de la canción le procuró innumerables admiradores «que me han zumbado tanto mambo pa mis motores» que ahora tiene más combustible del que su cuerpo puede asimilar. «Me han dao duro con tanto don’t stop get it get it», confiesa.
«Ella no discrimina, no se pierde ni una party de marquesina. Janguea en carro, motora y limosina», aseguraban fuentes de su entorno en 2004, cuando la canción «Gasolina» alcanzaba su máxima popularidad. En los últimos años, «Glory» estaba recibiendo dosis de gasolina que superaban en un 60% la cantidad diaria recomendada por los expertos, acercándose peligrosamente a los niveles de mayor toxicidad. «Guacala arroz con pollo, that’s what I need», sentencia ahora, decidida a afrontar su madurez con los motores al ralentí.
Los Chunguitos deberán explicar para qué quieren el veneno
Enrique, Juan y José Salazar, integrantes de «Los Chunguitos», comparecerán el mes que viene en el Juzgado de Instrucción número 1 de Badajoz para explicar por qué quieren el veneno, descartada inicialmente la hipótesis del suicidio.
