El fabricante de productos insecticidas Cruz Verde ha anunciado esta mañana, a través de un comunicado, el «cese definitivo de la actividad insecticida» sin poner condiciones. El comunicado solicita «un diálogo directo entre las partes implicadas en el conflicto» y pide perdón a las víctimas con la voluntad de «poner fin a tantas décadas de enfrentamiento». La lucha entre Cruz Verde y los insectos se remonta a 1946, año en el que la empresa española inicia su actividad violenta motivada por un conflicto territorial que aún no se ha resuelto. El cambio de estrategia de la factoría se debe a un proceso de debate interno iniciado por buena parte de sus accionistas, que cuestionan el uso de la violencia contra los insectos.
«Es el momento de explorar otras vías y de buscar conjuntamente soluciones», insiste el comunicado de Cruz Verde, que apunta a la necesidad de «encontrar un territorio que los insectos consideren suyo», por lo que pide la colaboración de la Organización de las Naciones Unidas. Cruz Verde se compromete a iniciar una labor pedagógica para que sus clientes aprendan a negociar con los insectos en vez de recurrir a los productos químicos.
Las cucarachas perdonan pero no olvidan
La portavoz en España de la protectora de animales PETA, Dolores Parmalat, considera que la decisión de Cruz Verde «es una gran noticia para el reino animal y un hito histórico», aunque advierte también de que «tantos años de violencia ininterrumpida han provocado odios y heridas que tardaremos años en reparar». Los entomólogos, de hecho, aseguran que «las cucarachas perdonan pero no olvidan» e insisten en la necesidad de «mostrar este cambio de actitud con hechos, no solo con palabras».
Jonás Verner, consejero delegado de Cruz Verde, ha anunciado un acuerdo con distintas organizaciones de ayuda humanitaria para que se reparta ropa usada entre la comunidad española de polillas. También tiene previsto reunirse la semana que viene con varias cucarachas iniciando así una ronda de negociaciones que se prevé larga y compleja. «Se le subirán a la chepa», alertan algunos entomólogos, que recomiendan a Verner que tenga paciencia «y evite expresiones de asco que podrían resultar ofensivas».
