El científico al frente del equipo que ha descubierto a la «Samizdat», Hal Depend, no tiene palabras para explicar el aspecto del insecto: «Es tan bonita, tan perfecta, que hemos tenido que despedir a tres de nuestros científicos. Una vez la vieron, quedaron obnubilados por su belleza, despreocupándose no sólo de su trabajo sino también de mantenerse con vida. Sólo les importaba contemplarla un rato más. Sólo podían pensar en sentarse en el escritorio y quedarse allí, babeando. Babeando literalmente».
Según Depend, la cucaracha debe ser mantenida en secreto para evitar que más personas caigan bajo su poderoso influjo. «Usted imagine a un grupo terrorista distribuyendo miles de Scarlett por todas partes. Todo el mundo estaría tan despistado contemplándolas que se volverían vulnerables y fáciles de matar», comenta el científico. «Yo mismo, para escapar de su poder, suelo estudiarla con unas gafas especiales que me permiten mirar con un ojo la cucaracha y con el otro una foto Amy Winehouse. Una cosa compensa la otra y así me mantengo cuerdo, no como mis colegas».
Los dos científicos que fueron despedidos actualmente están recuperándose en un centro de rehabilitación para adictos en Massachussets. Apenas saben hablar de otra cosa que no tenga que ver con la cucaracha.
