Aunque se desconocen las verdaderas intenciones de los grupos francmasones, Toni cree que no debería dudarse «ni por un segundo» que todo forma parte de un plan «que les conduce a dominar el mundo desde la sombra». De hecho, se aventura a decir que quizá su suegra forme parte de «ellos» y cree que, al menos por precaución, no deberían volver a dejarla entrar en casa. «No podemos arriesgarnos a que ponga micrófonos o incluso estaciones de control mental. Si mi mujer entiende esto, pues hombre, estará de puta madre».
Cuando se le pregunta al afectado si la llamada «amenaza OVNI» puede haber participado también en la confabulación en su contra responde afirmativamente. «Y también puede ser que me impidan arreglar el enchufe del baño. Así son esos misteriosos hombrecillos verdes. O grises». De hecho, tras pensarlo unos segundos, admite que los extraterrestres pueden haber estado detrás de algunas cosas que le han sucedido recientemente. «Una vez, por la mañana, mi mujer me encontró durmiendo borracho en el comedor y desnudo de cintura para abajo. Empiezo a pensar que quizá han sido ellos también. Puede que me abdujeran y practicaran sexo alienígena conmigo. Con mulatas alienígenas y mucho alcohol alienígena».
