Alfonso Blucci no podía creer lo que estaba sucediendo cuando, al coger en brazos a su hijo recién nacido, notó que un líquido caliente empapaba su hombro derecho. «Lo primero que hice fue mirar al techo, obviamente, pensando que venía de allí. Pero luego vi la boca del bebé empapada con el mismo líquido blanco y entendí que había vomitado la leche en mi hombro», explica Blucci desconsolado. Aunque la madre de la criatura pide a Alfonso que le dé una oportunidad al niño, la víctima cree que «este bebé no puede ser hijo mío porque un hijo no le hace eso a su padre».
Alfonso asegura que «aunque los niños de hoy no tienen la educación y el respeto de los de antes, él acaba de nacer y ni siquiera ha tenido la oportunidad de ver cosas así en la tele. Ni siquiera en un barrio marginal, con familias desestructuradas, se ha visto a un niño vomitándole a su padre con esa frialdad».
La abuela del retoño constata un parecido incuestionable entre el bebé y su supuesto padre: «Tienen la misma cara de botella», certifica. Es por ello que apunta a la posibilidad de que se trate de una posesión del demonio, «pero no de un demonio esotérico sino de un demonio real». Alfonso Blucci niega esa hipótesis y se decanta más bien por la posibilidad de que el bebé sea «un cabrón».
