La empresa Direct Seguros recibía ayer una llamada de urgencia de uno de sus clientes, Jacinto Carcaño Hernández. El motivo: Carcaño era incapaz de arrancar el coche debido al peso de los 562.000 folletos de clubes de alterne chinos que le habían dejado en los parabrisas delanteros y traseros.
“Sí, claro que intenté quitarlos”, asegura el afectado. “Pero llevaba ya una hora y media sacando ‘flyers’ del limpiaparabrisas, con los dedos en carne viva, y aún quedaban miles; no podía perder más tiempo, tenía que llegar al trabajo. Pero al ir a arrancar, el coche no se movía ni dos milímetros, no podía con todo ese peso”, cuenta entre lágrimas.
Según Juan Carlos Acebes Domínguez, portavoz de la agencia de seguros, este no es el primer caso con el que se encuentran. Hace dos meses se produjo el más sangrante: «Otro cliente encendió el contacto del coche y éste estalló. Al principio se temió que fuese un acto terrorista, pero sólo era que el vehículo no pudo soportar la presión y el peso de los ‘flyers’; si a eso le sumamos las doscientas toneladas de papel de los dichosos anuncios, pues imagínese, aquello fue una auténtica bola de fuego», explica.
Por fortuna, el conductor, aunque herido de gravedad, sobrevivió y fue trasladado al hospital de La Princesa. Fuentes del SAMUR aseguran que, en estado de shock, repetía incesantemente «foto real, francés sin condón, todo tipo de posturas, te gustará».
Algunos de los afectados ya han tomado medidas drásticas y han accedido a los servicios de esos locales para tratar de conseguir así que dejen de ponerles publicidad en sus vehículos. “Uno de nuestros socios decidió acostarse con todas las prostitutas de los anuncios de los ‘flyers’ que le ponían en el coche, convencido de que así dejarían de molestarle con ellos. Acabó en urgencias con un cuadro de deshidratación severa y con infarto testicular. Está claro que esa no es la solución”, declara Acebes.
A raíz de esta polémica, la Dirección General de Tráfico (DGT) está planteándose cambiar las multas de tráfico por folletos de prostitutas de entre 65 y 74 años, con las que los conductores deberán acostarse si infringen la normativa de circulación. La medida podría violar varios derechos humanos, por lo que su implantación aún no es definitiva.
