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Naufraga un piso patera

SUS INTEGRANTES, CON EL AGUA AL CUELLO

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Un piso patera de Barcelona en el que vivían al menos treinta inmigrantes naufragó ayer por la tarde, según un comunicado de la Policía Nacional, que ha emprendido una tarea de búsqueda para tratar de localizar a los integrantes del mismo.

Según informan algunos de los ocupantes del piso patera, las últimas semanas de convivencia han sido una “odisea infernal” debido a la escasez de espacio y agua limpia, que fue cortada el mes pasado.

Pese a las dificultades de los últimos tiempos, fue ayer por la tarde cuando, finalmente, el piso patera hizo aguas y se vio con claridad que la situación no llegaría a buen puerto “especialmente porque las ratas iban corriendo de una habitación a otra buscando la salida. Y digo habitaciones aunque más bien eran camarotes con olor a salitre”, explica un vecino.

«La tormenta perfecta se desencadenó ayer cuando intentamos meter a una familia más en la habitación del fondo, ya muy abarrotada”, relata María, uno de los miembros integrantes del piso patera. “Estábamos con el agua al cuello y seguir recogiendo a gente no era la manera de garantizar el bienestar de los que ya estábamos a bordo”.

Según informa, en ese momento se desencadenó un motín en el que los ocupantes de la habitación del fondo se rebelaron con los integrantes de la habitación grande, claramente menos superpoblada, en la que ella se encontraba.

“Se pusieron al mando y nos obligaron a desfilar para abandonar el piso. Nos ofrecieron un par de rebanadas de pan Bimbo y nos dieron la patada, sabiendo que tendríamos pocas posibilidades de salir con vida, porque ahí fuera el pez grande se come al pequeño”, explica María, que fue una de las primeras expulsadas que tuvo que largarse «con viento fresco”.

El alto número de ocupantes, la escasez de víveres y el consiguiente riesgo de enfermedades han hecho que, pese al motín de ayer por la tarde y al intento de capitanear de nuevo el piso, el naufragio haya tenido lugar a las 6:45 de esta mañana, cuando los que quedaban se han visto obligados a salir a la deriva aferrándose a los muebles.

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