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Cuatro astronautas de la NASA salen diez minutos al espacio para fumar

EL BREVÍSIMO VIAJE HA COSTADO MILES DE MILLONES DE DÓLARES

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Jonathan D. Noyas, Peter R. Maikol, Robert S. Harrel y Andrew «No Letter» Smithson decidieron interrumpir sus trabajos de investigación aeronáutica en el Kennedy Space Center de la NASA para fumar un cigarrillo. Como disponían de acceso al Complejo de Lanzamiento 39, tomaron la iniciativa de despegar a bordo del transbordador espacial Endeavour y disfrutar del tabaco fuera de la órbita terrestre. Aunque regresaron del viaje al cabo de diez minutos -el tiempo máximo del que disponen los trabajadores de la NASA para fumar-, sus superiores consideran inadmisible el coste que su capricho ha representado.

«Se han saltado todos los protocolos, han tomado riesgos innecesarios y encima han regresado sin siquiera traer piedras, arenilla y esas cosas que a nosotros nos dan la vida», se quejaba uno de los máximos responsables del centro espacial. Mientras la NASA estudia una posible sanción para los cuatro empleados, éstos reivindican sus derechos como fumadores, insisten en que volvieron al trabajo a su tiempo y aprovechan para pedir mejoras. «A mí me deben tres días de asuntos propios. Lo mismo me subo a Júpiter con la familia. No estoy yo todo el día revisando esas naves para que encima no me dejen usarlas. Y que se olviden de las piedras. Yo no trabajo en mis horas de descanso, faltaría más», explica Maikol.

Dos de los cuatro ingenieros aeronáuticos, Noyas y Smithson, se vieron implicados recientemente en otra polémica similar. «Las papeleras de su departamento estaban llenas y utilizaban sin permiso las del módulo anexo en vez de vaciar las suyas. Se han acostumbrado a campar por el complejo como si fuera su casa», insisten desde la NASA. Por si esto fuera poco, Robert S. Harrel fue suspendido de empleo y sueldo hace dos años por escupir en el espacio exterior y pedir una pizza «a modo de gracieta» cuando se encontraba orbitando alrededor de la Tierra. «Encima llamó desde el móvil de la empresa. Es chistoso pero de tonto no tiene un pelo», explica su superior.

Los ingenieros declaran que el cigarrillo no les ha aprovechado en absoluto «porque no caímos en el tema ese de que no hay oxígeno. Pensad que como astronautas tenemos poca experiencia y en algunos asuntos tocamos de oído», afirma Noyas. Finalmente, no tuvieron más remedio que fumar con la escafandra puesta e ir soltando el humo al vacío cada diez segundos. «Total, que no volveremos. Iremos al jardín anexo, como siempre, donde están los plastas de análisis de materiales. Pero que conste que las sanciones no nos asustan. Si no salimos otra vez es porque no nos da la gana», sentencia Harrel.

Se calcula que el viaje de los cuatro astronautas ha tenido un coste aproximado de 2.760 millones de dólares pese a que los empleados recalcan que «el tabaco era nuestro».

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