«El sofrito que estamos haciendo hoy en día, y que tanta gente defiende, en realidad es un reducto de la posguerra, de cuando faltaban tales o cuales ingredientes. Por eso lleva básicamente cebolla, que es muy barata. Pero ya está bien de tanta cebolla, llevamos años sufriendo flatulencias innecesariamente» explica Francis Gartudo, chef del Restaurante Mi Rico Chimbote. «Esas flatulencias retrógadas nos alejan de Europa y nos enemistan a unos y otros».
Según Gartudo, son muchos los que se aferrarán al sofrito de siempre, pero la intención es restaurar lo que se estaba empezando a hacer durante la República. «A nivel de sofrito, se estaban proponiendo cosas interesantísimas, muy avanzadas en comparación con el resto del mundo. Y ya es hora de recuperarlas».
«El hecho de no querer replantear el sofrito español hace que los de otros países europeos nos pasen la mano por la cara», concluye apesadumbrado Gartudo. «Y no sé por qué nos tomamos tan en serio esto del sofrito. Parece que estemos hablando del Estatut o de la Constitución. Un poco de calma, por favor. Que alguien le quite hierro a esto porque, al final, lo importante es comer».