El arqueólogo cree que esto demuestra que los hombres que habitaban Altamira en la Edad del Bronce no sólo estaban preocupados por los bisontes y la comida, sino también por las emociones. «Hemos encontrado emoticonos de todo tipo: el típico que guiña el ojo, el que sólo sonríe, el triste… Y otro que no sabemos si está bostezando o vomitando. Hay que entender que son pinturas muy antiguas, que su estado de conservación no siempre es óptimo y que no se distinguen bien los dibujos».
«También podría ser que los hombres antiguos vomitaran en vez de bostezar. Que vomitaran cuando tuvieran sueño o al despertare. Probablemente, para ellos vomitar no fuera algo malo y se entendiera como un gesto de cariño» explica el especialista. «Ahora mismo estas pinturas abren vías de investigación sobre los hombres prehistóricos que nunca antes hubiéramos sospechado. No descartamos encontrar pinturas de ‘lolcatz’, por ejemplo», añade De Castro.