La Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) ha revelado esta mañana que el Gran Colisionador de Hadrones (LCH) ubicado en la frontera franco-suiza está dando problemas desde que arrancó el pasado mes de noviembre tras una avería previa. El artefacto, de gran importancia para la investigación en física de partículas, ejerce un imprevisto efecto imán que atrae con gran fuerza a los niños que llevan aparatos de ortodoncia. «Lo que iba a ser un centro para el estudio científico se ha convertido en una suerte de guardería con niños asustados y confundidos que han sido arrastrados desde varios puntos del planeta», explica un portavoz del CERN.
El coste que representaría suspender las actividades del colisionador y eliminar su efecto de atracción es tan alto que se está planteando seriamente la posibilidad de recubrirlo con espuma para evitar lesiones y forrarlo con motivos infantiles.
«Bien pensado, hemos encontrado la manera de acercar a los niños a la ciencia. Se trata de gestionar bien la situación para que, una vez allí, los críos se distraigan hasta que vengan sus padres a recogerlos. Son muy monos con esas boquitas de piñón que tienen, pero cuando les da por preguntar insistentemente qué es una partícula no hay manera de concentrarse en las investigaciones», insiste el portavoz.