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«Sueño con vivir en la Red de Autopistas del Estado»

AGUSTÍN FERNÁNDEZ MALLO, ESCRITOR

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El Mundo Today. En su última novela publicada, «Nocilla Experience», uno de los personajes, una chica, conduce un coche de madera que, además, usa madera como combustible. ¿Cree que sería factible un coche así? ¿Ha intentado construir alguno?

Agustín Fernández Mallo. Lo intenté pero me salió mal. Terminé con el bosque que hay cerca de mi casa, y total, para nada. El coche se devoraba a sí mismo, terminaba por quemarse, canibalismo automovilístico, sin duda. Me di cuenta entonces de que no es posible la existencia de algo idéntico a sus propias partes, muere por autorreferencia. El que lo hizo bien fue el artista holandés Joost Conijn, quien en su exposición «TWO FILMS» -según cuenta Montse Badía- presenta la película «Wood Car» (2002, vídeo, 32 minutos), y muestra un viaje realizado en un coche de madera construido por el propio artista. El coche funciona por combustión de madera, un método que ya había sido utilizado durante la Segunda Guerra Mundial. La necesidad de abastecerse constantemente de madera determina la ruta que hay que seguir, siempre cercana a bosques. El viaje se inicia en Holanda y sigue por Bélgica, Alemania, República Checa, Rumania, Ucrania, Hungría, Albania… pasando por lugares inhóspitos y encontrando formas de vida arcaicas. Tal como afirma el propio artista: “El coche hace amigos allá adonde va. Resulta que la gente de aquí recoge madera para pasar todo el invierno. Y cuando se detienen para descansar un rato y comer algo sobre la hierba, entre los árboles frutales en flor, traspasan la barrera del lenguaje dejándome compartir con ellos su pan y su queso hecho en casa.”

EMT. En su primera novela aparecen también numerosas alusiones a automóviles. “A Samantha le despertó el motor del Ford”, “El Pontiac sale dibujando una S”, “comienza a tontear los acordes de El coche fantástico”, “se hacía las uñas de los pies en el porche a media tarde”… ¿Es cierto, como dice el número de diciembre de «Autopista», que el automóvil articula su imaginario literario?

AFM. Los de «Autopista» siempre dan en el clavo. No sé quién les asesora pero lo hace muy bien (se comentaba que el mismísimo Sánchez Ferlosio; pura rumorología). Todo empezó cuando vi Ben-Hur, aquellos carruajes que daban vueltas como mi Scalextric de pista con forma de cero absoluto (0ºK), con aquellos hombres de musculatura barnizada, encontré entonces una clara ligazón entre los coches y la virilidad. Desde entonces he intentado practicar ambas ocupaciones, siempre con relativo éxito.

EMT. Siendo usted físico aparte de escritor, ¿nos podría explicar sucintamente en qué consiste el aquaplaning? ¿Pensaba en este fenómeno al escribir que “el equilibrio sobre el agua no te iguala a las canoas, sino a los pájaros”?

AFM. El aquaplaning es un mito de la Dirección General de Tráfico. El único aquaplaning que conozco es el del primer día de rebajas, en el trayecto que hay entre las puertas y los probadores de los grandes almacenes.

EMT. En poblado, ¿le está permitido a usted adelantar con su turismo por la derecha a otro vehículo si para ello tiene que invadir un carril reservado para autobuses?

A: Sí, pero deberé reintegrarme inmediatamente a mi carril.

B: No porque está prohibido.

C: Sí, cuando la línea longitudinal del lado exterior del carril sea discontinua.

AFM. Digo A, B y C juntas (A+B+C), no separadas, porque me he encontrado con los tres casos en un mismo adelantamiento. Tal profusión de posibilidades me paralizó. Soy hombre de un solo razonamiento al mismo tiempo. No concibo la simultaneidad.

Los coches cuanto más coupé, mejor. Los peores son los todoterreno, que no son más que una nostalgia del tractor

EMT. La Feria Internacional de Detroit ha nombrado al Hyundai Génesis Coche del Año 2009. ¿Está de acuerdo con el veredicto o considera que este tipo de galardones forma parte del «ancien régime» cultural? Le recordamos que, para colmo, estamos hablando de un “tracción trasera”.

AFM. Argggg, tracción trasera, quite, quite, derrapan más que aquel Salinas del Barça. Este Hyundai no lo he probado, pero sí el coupé de color entre dorado y cobre. Le aseguro que es el mejor en relación calidad precio. Los coches cuanto más coupé, mejor. Los peores son los todoterreno, que no son más que una nostalgia del tractor.

EMT. Es un autor relativamente joven, pero imaginamos que habrá tenido más de un coche. ¿Podría compartir con nosotros los coches que ha tenido y por qué los ha ido sustituyendo unos por otros?

AFM. Por estricto orden cronopiológico:

El primero fue Reanult 4 amarillo. Yo aún era estudiante universitario, y no sabía que a los coches se les cambiaba el aceite. Fruto de esa sabiduría, gripé el motor en una autopista a las 12 de la noche. Y allí se quedó. También yo me quedé allí. Desde entonces sueño con vivir en la Red de Autopistas del Estado, en ellas hay de todo, no hace falta salir, son como ciudades extendidas, deconstruidas.

El segundo fue otro Renault 4 (pura casualidad) de color rojo. Con este di varias vueltas a la Península Ibérica, en perímetro, una vez cada año. Fue un coche con el que viví muy feliz. Le eché aceite, pero murió de viejo.

El siguiente fue un deportivo descapotable, un Alfa Romeo Spider clásico, de los años 60, una maravilla. Como agoté los caminos y carreteras de mi isla, lo pasé a la Península, e hice un viaje con él, pero al tun tun, sin ton ni son, a la aventura celtibérica. Entraba con él en los pueblos y los niños decían: “¡mira, James Bond!”. Eso no se olvida. Y en los hoteles, pedir un Martini, la piscina al lado, el piano bar y el buga allí, al fondo, aparcado entre la chusma, la soledad del pionero. Eso no se olvida. Éste se convirtió en cocina, ya que tuve que amueblar la de mi casa y lo vendí. Lo vi hace poco, rugiendo por el paseo marítimo, con unas jóvenes dentro. Iba a decirles algo, pero para qué, esos tiempos ya sólo pertenecen a la tradición, o a nadie.

El actual es un Citroën Xantia, muy grande y cómodo para hacer Grandes Rutas con la guía Campsa en la oreja, de Parador en Parador. El típico coche burgués y fiable. Ahora que lo pienso, hace 2 años que no le echo aceite.

Los escritores cabemos tanto en el barco pirata de Playmobil como en el Albal de un bocata chapata

EMT. La literatura posmoderna se caracteriza por la fagocitación de materiales de otras disciplinas, también por un interés especial por la metaficción. ¿Qué le pasó por la cabeza cuando Audi anunció que la carrocería de su modelo A8 estaría hecha íntegramente de aluminio? ¿Se confirmó en aquel momento el abandono de materiales rígidos en pos de una mayor flexibilidad o cree que era simple populismo?

AFM. Populismo chavístico. Cualquiera sabe que nada hay como unos buenos 20cm de acero. No entiendo cómo Chávez ha caído en tan burdo error.

EMT. Cita usted el libro “Prontuario de cocina para motor de un coche”. ¿Cocina usted con aceite de motor? ¿Alguna receta concreta que nos pueda recomendar?

AFM. Lo hago a menudo. La más socorrida es pechuga de pollo, una patata, un tomate en rodajas, un huevo, que se cuece in situ, y unos puerros para pensar en verde. Se coloca en un hueco que hay cerca del radiador, muy bien envuelto en Albal. El tiempo de cocción son 70Km sin paradas. Si te detienes se recuece. ¡No te olvides de echar sal!

EMT. ¿Qué opinión le merece el nuevo Mini? ¿Cree que Enrique Vila-Matas, por citar a uno de los autores más traducidos de nuestra literatura, cabría dentro del nuevo Mini?

AFM. El nuevo Mini me parece una pobre mezcla y remedo de los coches de madera de principios del Siglo20 y el Cubo Metafísico de Oteiza. O sea, una mostrencada. Los escritores somos gente muy básica y modelable, cabemos tanto en el barco pirata de Playmobil como en el Albal de un bocata chapata. Sin ir más lejos, yo un día metí la mano en el antes citado Cubo Metafísico de Oteiza (sito en la Fundación March de mi ciudad), ¡y me cupo!

EMT. El escritor catalán Quim Monzó tiene un Audi A4. ¿Cree que es un buen coche? Le recordamos que Monzó es Premio Nacional de Literatura de Cataluña.

AFM. Me cae mal el Audi A4, porque mi chica tiene el A3, y no me gusta que exista en los Países Catalanes nada que supere en número a mi chica. Sin ir más lejos ella habla 10 idiomas, supera en 8 a los cooficiales, como debe ser. A Quim le recomiendo que vaya pensado en el A1. Yo mismo ya estoy en trámites para el A0, y Manuel Vilas ha cambiado ya el título de su mítico poema “Mi Audi A4” por “Mi Audi a secas”. Los tiempos están cambiando.

EMT. ¿A qué dedica su tiempo cuando no conduce?

AFM. A pensar que conduzco.

EMT. La pregunta obvia: ¿cambio manual o automático?

AFM. Siempre manual. En USA son todos automáticos, y he encontrado una razón antropológico-cultural. La sensación con el cambio automático es de que no controlas el coche, tiene vida propia, no puedes decidir cuándo reduces para adelantar, siempre está acelerado, es decir, siempre en movimiento a no ser que pises el freno, etc. Es justamente la misma sensación que tienes cuando montas a caballo. Los caballos no son motos. De repente, allí arriba, te das cuenta de que son bichos autónomos, con vida propia, que no controlas. Por lo tanto en USA el cambio automático es nostalgia del caballo, del cow-boy. En España no hay equivalencia posible, salvo con las vacas y los cerdos, que no se montan. Así que, manual.

Cartel publicitario del Buick Le Sabre convertible de 1963.

EMT. Volviendo ahora a su obra literaria, se refriere en «Nocilla Dream» al Buik convertible del 63. Si la memoria no nos falla, el chasis de este modelo tiene la misma base que las versiones del 61 y el 62, sólo cambia una placa de metal añadida. ¿Fue este retoque estilístico lo que le decantó por ese modelo en concreto o lo escogió aleatoriamente? ¿Se deja guiar por la arbitrariedad en la escritura o realmente su historia exigía la placa de metal del modelo de 1963?

AFM. La arbitrariedad es la base de todo conocimiento cabal. Ni siquiera sé si existe el Buik convertible del 63. Pero suena bien. La literatura es música, no una enciclopedia de consulta. Ahí, respetado entrevistador, me ha decepcionado. Daré parte.

EMT. No es nuestra intención extendernos mucho en la noción de carretera porque nos alejaríamos demasiado de su literatura, pero es innegable que tiene una relevancia especial en su obra. Apenas se avanza en la lectura de su primera novela y ya se nos sitúa en “la carretera más solitaria de Norteamérica”. ¿Cree que la literatura que se hace en España vive de espaldas a la carretera?

AFM. En España sólo viven de cara a la carretera el Toro de Osborne y esos clubes de carretera tan bonitos con chicas aún más bonitas dentro. Si me quitan alguna de esas dos cosas, la armo, le aseguro que la armo.

La literatura es música, no una enciclopedia de consulta

EMT. Usted defiende que sus novelas son una continuación de su proyecto de postpoética. Sin embargo, en su libro de poesía «Joan Fontaine Odisea» hay referencias al Citroën 2CV y al SIMCA 1200, viejos coches europeos de clase media, mientras que en las novelas se refiere a Chryslers, Pontiacs… coches americanos clásicos. ¿Cómo explica esa aparente paradoja?

AFM. (Risas) Es que no me la explico, no me la explico ni yo. Ha descubierto usted, sin pretenderlo, el tema para muchas tesis doctorales del futuro, algo así como esa tan conocida de la Universidad de Alcalá, “Cervantes, la mano biónica o cómo podía escribir un manco”, o una de las más redactadas en las universidades norteamericanas de la costa Este, “Borges, la luz y el electromagnetismo: cómo podía escribir un ciego.” Quizá hasta yo mismo haga mi tesis doctoral sobre mis coches. Gracias por la idea.

EMT. Proyectos de futuro: ¿Va a cambiar de coche? ¿Ha valorado la posibilidad del Leasing?

AFM. Sigo intentado construir el coche de madera alimentado por fuego de madera. Devastando bosques, que es lo mío.

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