Con la idea de consultar la previsión meteorológica y decidir luego qué ropa metía en la maleta antes de salir de viaje, Mikel Eguíluz ha encendido el televisor de su habitación esta mañana, que estaba sintonizado en el dial de Telecinco. Dos minutos más tarde, ha apagado el aparato con rabia y se ha dicho a sí mismo: «No sé qué tiempo hará, pero sí sé que es tiempo de echar a Sánchez de La Moncloa».
Eguíluz ha sorprendido a su entorno, que nunca le había visto tan implicado en asuntos de política. «Siempre ha sido de izquierdas, pero tampoco muy apasionado, no sé. La verdad es que no sé qué le ha pasado», declara su madre. Eguíluz insiste: «Iba a hacer la maleta para mí, pero ahora la voy a hacer para Pedro Sánchez, porque en julio se va, y cuanto más lejos mejor».
Un poco más tranquilo tras la exposición inicial a la parrilla de Telecinco, Eguíluz reconoce que le interesa saber si el calor extremo se va a prolongar en Asturias o si habrá días de más frío la semana que viene. «Pero te dicen que hay calentamiento global y no sé qué puñetas, porque nos quieren asustados, nos quieren obedientes, y yo lo que digo es que me pondré la ropa que a mí me dé la gana, no la que digan los wokes esos, los progretarras que pretenden decidir por nosotros nuestro género, nuestro vocabulario y si podemos o no podemos montar una empresa. ¿Quién me tiene que decir a mí lo que tengo que meter en mi maleta? Estaríamos frescos», sentencia.
Su acalorada diatriba en contra del «gobierno socialcomunista» le ha llevado a elegir un tanga y una camiseta de tirantes como único atuendo para el viaje. «Y en la primera gasolinera voy a parar para comprarme una pulsera con la bandera de España. ¿Algún problema?», informa con actitud amenazante.
Al cierre de la edición, y sin saber muy bien por qué, Eguíluz ha firmado un nuevo contrato de electricidad con Iberdrola, otro para la alarma «antiokupas» de Securitas Direct y un seguro de vida con Línea Directa.