Este sábado 11 de febrero se celebró en Sevilla la 37ª edición de los Premios Goya, cuya gala estuvo marcada por la subida al escenario de varios señores que, interrumpiendo a la presentadora, Clara Lago, tomaron los micrófonos para contar anécdotas «que darían para una peli».
«Tomen nota, guionistas y productores», gritó uno de los espontáneos, que responde al nombre de Paco. Fue él mismo quien justificó el asalto quejándose de que «nunca nadie nos escucha, y eso que tenemos anécdotas buenísimas, como para una serie de varias temporadas, ojo».
Blindados por un «ejército de cuñados» que se parapetaron entre el público y el escenario, haciendo imposible que el equipo de seguridad accediera a la zona, los espontáneos contaron anécdotas de la mili, «trastadas» protagonizadas por familiares suyos y otras historias enrevesadas y sin aparente hilo conductor.
No fue hasta que la onubense Manuela Ocón, Goya a la Mejor Dirección de Producción, accedió a firmar un «precontrato» para desarrollar el largometraje «Frena, Antonio, frena, que nos la pegamos», que los vándalos accedieron a abandonar el recinto. Antes de bajar del escenario, aún tuvieron tiempo de mostrar en las pantallas de sus móviles fotografías de sus hijos y sobrinos «para que las vean los directores de casting, que siempre salen los mismos».