La inesperada destitución del secretario general de Industria, Raúl Blanco, que es aries, por el exsenador socialista por Asturias, Francisco Blanco, que es libra, ha sorprendido incluso dentro del propio Gobierno de Pedro Sánchez. Muchos no comprendían la aparente improvisación, motivo por el cual el presidente ha comparecido esta mañana desde la sede de Ferraz para anunciar que, «debido a los cambios aplicados al horóscopo», el Ejecutivo deberá afrontar «los ajustes organizativos que se requieran para evitar nuevas incompatibilidades».
Sánchez ha precisado, «para quienes no lo hayan visto en la prensa», que la aparición de un nuevo signo zodiacal, Ofiuco, y su integración definitiva en el horóscopo, ha provocado un desplazamiento que, en algunos casos, fuerza a determinadas personas a pasar de un signo a otro. «No podíamos tener a un aries en Industria, igual que no podríamos, por ejemplo, dejar la cartera de Interior en manos de un capricornio», ha detallado el mandatario.
De las explicaciones de Sánchez se deduce que los cambios pueden afectar a importantes carteras ministeriales, algo que los asesores de Moncloa «están estudiando en estos momentos, analizando datos predictivos». Se ha adelantado el presidente a las dudas de los periodistas aclarando que «no habrá cambios hasta que las incompatibilidades estén convenientemente demostradas», pero ha prometido ser firme «si hay que hacer sacrificios para que este Gobierno esté alineado con los astros, por el bien de este país».
Al término de su comparecencia, «y antes de que salte la oposición», Sánchez ha confirmado que sigue siendo piscis, «lo que me otorga don de gentes y capacidad de mando, amén de compatibilidad con los compañeros de gabinete, que siguen siendo tauro, cáncer, leo, escorpio, sagitario y… capricornio». Ha lamentado además que el líder de la oposición siga siendo virgo: «Por desgracia, la gente que debería cambiar nunca cambia», ha sentenciado.