Esta semana Wordle, la aplicación de adivinar palabras que se ha puesto de moda en todo el mundo, ha llegado a Argentina con una versión de cincuenta letras. Los diseñadores del rompecabezas se han esforzado por adaptar su pasatiempo a la cultura y las costumbres de todos los países en los que está disponible.
Millones de argentinos han empezado ya a disfrutar de Wordle, algo que hasta ahora les resultaba imposible porque en la versión española el juego solo cuenta con cinco letras. Además de tener ahora cincuenta caracteres, el Wordle argentino permite cincuenta intentos.
Aunque el esfuerzo de los diseñadores ha sido grande, muchos argentinos se han quejado porque cincuenta letras les parecen pocas. “Apenas empiezas a jugar y ya se acaban las oportunidades”, lamentan. “El juego necesita al menos 500 letras o será imposible que triunfe en este país”, reconocen los argentinos.
No es la primera vez que Argentina tiene que adaptar un juego a sus costumbres. En los años noventa ya se vieron obligados a vender el Scrabble con un tablero de diez metros cuadrados.