Uno de los problemas más habituales a los que se enfrentan los propietarios de una vivienda es que Juan Guaidó se autoproclame presidente de su comunidad de vecinos y empiece a tomar las decisiones de la escalera con el apoyo del Gobierno de los Estados Unidos. Para sobrellevar este tipo de situaciones, lo mejor es seguir las siguientes recomendaciones de nuestros expertos.
Dile que lo reconoces como presidente cuando te cruces con él en el ascensor pero sigue apoyando al presidente legítimo de la comunidad. Lo único que busca Guaidó es un poco de cariño, dáselo cada vez que te cruces con él en el ascensor y sigue con tu vida normal porque en el fondo él no tiene poder para cambiar nada.
Dirígete a él como “presidente encargado de la sala de contadores”. De esta manera le harás sentir que tiene algún tipo de responsabilidad y estará contento hasta que se autoproclame presidente de la comunidad del edificio de al lado.
Pídele que vaya a tu casa a arreglar esa fuga que tienes en el grifo del baño. Siempre y cuando te refieras a él como presidente, Guaidó estará dispuesto a efectuar todos los trabajos de conserjería que necesites porque no tiene otra cosa que hacer.
Déjale las llaves de la floristería para que, cuando venga tu marido a buscarlas, no tenga que subir a por ellas. Guaidó pasará muchas horas sentado en la portería del edificio sin hacer nada, así que estará encantado de realizar pequeños recados para no aburrirse y sentirse útil.
Evita los pósteres del Che Guevara o de Hugo Chávez. Juan Guaidó no reacciona bien ante según qué personajes históricos y es mejor no enfadarlo o puedes acabar teniendo que mudarte a la embajada de Estados Unidos.
Prepárate para empezar a pagar cada vez que quieras usar el ascensor. Una de las primeras medidas que tomará Guaidó como presidente de tu comunidad de vecinos será privatizar el ascensor. Por suerte no será muy caro y, gracias al capital extranjero, estará más limpio y funcionará algo mejor.
Reúnete con José Luis Ábalos en el aeropuerto de Madrid. Pero solo para saludarlo de manera casual y cortés durante aproximadamente 25 minutos.
