El Gobierno quiere a toda costa presentar y aprobar cuanto antes los Presupuestos de 2019, su proyecto clave, el que le permitirá ejecutar sus medidas progresistas y evitar las elecciones anticipadas. Para lograrlo, el Ejecutivo utilizó anoche por sorpresa un atajo legal inesperado: aprovechando la inminente exhumación de los restos mortales de Francisco Franco, el grupo socialista acordó mandar a la momia del dictador al Senado con los Presupuestos Generales, a sabiendas de que PP y Ciudadanos no le negarán nada.
«Es una jugada sucia, esto no se hace», ha lamentado esta mañana Pablo Casado, que pedirá informes a los servicios jurídicos del Congreso al tiempo que prepara un recurso ante el Tribunal Constitucional. «Hay cosas que con Franco no deberían pasar», ha protestado el líder del PP.
Aunque indignados por el intento del Gobierno de anular la capacidad de veto del Senado, muchos senadores reconocían que una posible visita de Francisco Franco «hace ilusión», aunque sea para aprobar «de forma rastrera» unos presupuestos.
«Va a doler, pero será imposible negarle nada», confirmaba el presidente de la Cámara Alta, Pío García-Escudero.