“Tuvimos un problema de goteras y el vecino de arriba me dejó entrar en su apartamento para ver de dónde caía el agua. Al adentrarme en el salón, me di cuenta de que en el centro había una mesa Lack de Ikea exactamente igual que la mía. Ni siquiera se habían molestado en cambiar el color”. Se trata del testimonio de Julián Lorenzo, un madrileño que denunció a sus vecinos por plagio al descubrir que no sólo los muebles sino también la distribución del piso de sus vecinos eran una copia de los suyos.
“Mi piso se construyó primero, porque el suyo es justo el de arriba, así que el juez me dio la razón”, explica Lorenzo. Ahora, ya no se habla con sus vecinos pero al menos ha logrado que la justicia obligue a los acusados a cambiar la distribución y los acabados de su inmueble. “Pasé demasiadas horas en Ikea pensando en la decoración de mi casa como para que ahora vengan unos aprovechados y me plagien”, dice.
Lorenzo reconoce que mucha gente vive en pisos que son plagios de otros y no lo sabe. “Si estás de alquiler o te fiaste de la constructora, puede que te estés aprovechando de ideas de otros”, sentencia.
Su caso ha llevado al Gobierno a impulsar un plan para garantizar la total transparencia en la vivienda y la lucha contra el plagio inmobiliario.