Un estudio del CIS presentado esta semana revela que cada vez son más los españoles que recurren a fotografías de su casero para motivarse en la oficina cuando no tienen ganas de trabajar. “Al final, el casero es el que se lleva la inmensa mayoría del sueldo de un trabajador, mucho más que los hijos”, señalan los expertos de la entidad.
La figura del propietario que les alquila la vivienda supone para los empleados el mayor acicate, por encima de la idea de mantener a sus propios hijos, y es por ellos que se levantan por las mañanas para ir a trabajar. “A mí me motiva tener al señor Julián en mi despacho, observándome con su bigote perfilado, controlando cada uno de mis movimientos y recordándome que no puedo cometer ni un error”, se sincera una de las encuestadoa, Carmen Jubrigo, auxiliar administrativa de 57 años. “Cuando tenía la foto de mi marido rendía mucho menos”, reconoce.
Además de los retratos de los caseros, el estudio asegura que muchos trabajadores recurren a logotipos de los fondos buitres que quieren hacerse con el edificio donde residen. “Al tenerlos en mi mesa y verlos cada día me motivo para seguir trabajando y evitar que mi casa se convierta en un piso turístico”, explica Raúl Cabecero, informático barcelonés de 42 años.
La mesa del despacho no es el único lugar en el que los españoles tienen fotos de sus caseros. La mayoría de inquilinos encuestados reconoce que su casa sigue llena de fotos de su arrendador porque les parece absurdo quitarlas ya que “tarde o temprano me echará y él volverá a vivir aquí o meterá a un familiar suyo”.