«Ni idea, no lo sé. Creo que es la de la mujer. Pero igual la terminamos ya. Antonio, ¿la serie de la mujer la vimos ya o es la que estamos viendo ahora?». Respuestas como esta son las que alcanzaron a ofrecer los participantes en un estudio del CIS cuyos resultados, presentados esta mañana, confirman que el 80% de la población española es incapaz de recordar qué serie está viendo en Netflix.
Aunque la mayoría confirma que tumbarse en el sofá para ver series es su principal actividad de ocio, los encuestados reconocen que las tramas, las imágenes y los personajes «se confunden en una bruma homogénea», de modo que el recuerdo de lo que están consumiendo en la plataforma de contenido audiovisual es «un cúmulo de escenas violentas, paisajes retratados con filtros oscuros y azulados y actores gritando cosas como ‘¡Cuidado!’, ‘¿Estaba su mujer al tanto de todo esto?’ o ‘Jack, es tu hijo, tienes que hablar con él'».
«El tío descubre que su familia esconde algo, que en realidad la mujer no estaba… espera. Creo que esto es de la película que pusimos en Prime el domingo. Entonces, espera. A ver, creo que ahora estamos con… ¿Retrato de casada? No, esto es el audiolibro. Creo que la serie de ahora… creo que va de una mujer china que pierde a toda su familia en un avión, porque tuvieron un accidente y se tuvieron que comer el avión para sobrevivir. ¿Puede ser? ¿A vosotros os suena?», relata otro de los voluntarios del estudio, que reconoce también que «alguna que otra cabezadita me he echado en pleno capítulo».
Desde Netflix declaran que esta tendencia a no recordar los contenidos es generalizada y, de hecho, la compañía no descarta dejar de producir guiones coherentes para limitarse a rodar varios cientos de horas de paisajes azulados o grisáceos con frases sueltas como ‘¿Le habló a usted de ello?’, ‘Hemos hallado microfibras’ o ‘James, no te reconozco’ para que se oigan alternativamente mientras el espectador fija embobado la mirada en la pantalla o directamente se abandona al duermevela.
El informe del CIS argumenta que «el verdadero peligro para los guionistas y productores de obras de ficción no es tanto la inteligencia artificial como el agotamiento mental de una población aletargada y sin tiempo para procesar información que no esté directamente relacionada con su supervivencia».
