Sintiéndose humillado y torturado, pero consciente de que no puede rebatir a una autoridad médica, David Guzmán Pérez, de 66 años, ha empezado a estudiar Medicina en la Universidad Complutense de Madrid con el objetivo de ejercer y prohibirle la sal al doctor Terrazos, que se la prohibió a él. «Me ha arruinado la vida, pero me voy a vengar», promete mientras repasa sus apuntes de histología médica.
«Hacía años que no pasaba por aquí un alumno tan motivado», comenta uno de los profesores de Guzmán, cuya ira se ha convertido en un excelente motor para el estudio. «Si me la saco en tres años, mejor. Lo importante es que me dé tiempo a prohibirle la sal antes de que me jubilen», comenta el estudiante.
Pese a que la carrera elegida es difícil y el futuro precario, el hombre confía en la falta de médicos en España. «Yo creo que hoy en día en Madrid aceptarán a cualquier viejo loco como yo que tenga el título», dice esperanzado. «Creo que le prohibiré el marisco también, por cabrón», agrega.
En la facultad, nadie sabe cómo decirle a Guzmán que su médico, el doctor Terrazos, es el nuevo decano.
