El acceso de los menores a Internet conlleva numerosos riesgos y el material pornográfico que graban sus propios padres y luego suben a la red es uno de ellos. Varias asociaciones de protección de la infancia han alertado esta semana en un comunicado conjunto de que los padres no disponen de herramientas eficaces para evitar que sus vídeos caseros acaben llegando a sus hijos.
«¿De qué sirve cerrar la puerta del dormitorio con pestillo y adaptar los horarios para grabar cuando ellos no están en casa si luego acaban viéndolo todo en las páginas de pornografía?», se queja Mariana Lozano, madre de dos niños de 6 y 8 años. «Mi marido y yo hemos dejado de insultarnos en los vídeos porque no podemos evitar pensar en la posibilidad de que Juan y Mario los acaben viendo», reconoce la mujer.
Los padres creen que no sirve de nada esforzarse por educar a los pequeños en una serie de valores que luego la falta de control en la red puede echar por tierra. «Como padre, pierdes toda tu autoridad en el momento en el que tus hijos te han visto a cuatro patas mientras su madre te pasea con una correa por el pasillo de casa. Lo peor es que no necesitas comprobar su historial de navegación, la forma en la que te miran cambia y tú sabes qué ha ocurrido», denuncia Carlos M., padre de tres hijos que le confesaron haber visto vídeos de porno casero de varios miembros de la familia, incluidos sus tíos y los abuelos maternos.
«Exigimos al Gobierno que actúe para proteger a nuestros hijos de sus padres», piden las asociaciones de padres en su comunicado.
