Tras varias horas abriendo y cerrando armarios, Maica Guzmán, de Pozuela del Andrajo, en Guadalajara, ha declarado su “firme intención” de seguir así durante el tiempo que haga falta hasta que dé con algo dulce que pueda echarse a la boca, según ha podido saber la prensa local. “Me apetece algo dulce y en algún sitio tiene que haber algo. Un chocolate, una gominola, una galletita, algo”, ha dicho Guzmán abriendo el armario de debajo del fregadero por 13ª vez, según han confirmado sus familiares.
Guzmán, que asegura no tener hambre pero sí algo de “gusilla, regomello, antojo”, confía en que, a fuerza de abrir y cerrar los armarios, bien aparezca algún dulce por generación espontánea, bien encuentre restos de algún paquete de galletas. “Ya llevo dos horas dando portazos en los armarios, así que no debe de faltar mucho para que aparezca”, ha explicado Guzmán con ilusión a los periodistas reunidos en su domicilio.
“Es cuestión de fe, nunca se sabe”, ha añadido abriendo por 67ª vez el armario del salón, en el que a priori solo se guarda la vajilla.
Al cierre de la edición, Maica Guzmán ha bajado tanto su nivel de exigencia que ya empieza a valorar el paquete de kilo de harina del armario como “algo dulce”.
