Esta mañana, Patricia Gervasio, una señora de 57 años de Torruella, se ha negado a darle dinero a un mendigo para que no se lo gaste en droga sin imaginar que el hombre en cuestión tiene el mismo camello que su hijo. La señora ni siquiera sospecha que la paga de 50 euros que le dio el sábado pasado a su hijo acabó en las mismas manos en las que acabarían los 50 céntimos que le habría dado al pordiosero.
“Si fuese para comer o para comprarse ropa y buscar un trabajo sí que le daría algo, pero para droga no”, ha razonado la mujer en relación a la moneda de 50 céntimos que no le ha querido dar al mendigo. Esta misma mujer le entregó 50 euros el sábado pasado a su hijo adolescente para que se fuera al cine con su novia sin saber que, en realidad, su hijo no tiene novia y se gastó los 50 euros en comprar marihuana y cocaína con sus amigos.
La señora considera que es una vergüenza que un mendigo le pida dinero en la calle para comprar droga en lugar de ser útil para la sociedad, sin ser consciente de que su hijo hace exactamente lo mismo. De hecho, su hijo, en vez de “AA Mamá” tiene “AA Camello” en la agenda del móvil, pues se comunica más a menudo con el proveedor de droga que con ella.
Convencida de que a su hijo ni se le pasa por la cabeza drogarse porque está estudiando la carrera de Derecho, la señora no imagina que, al cierre de la edición, parte de su dinero habrá terminado llegando al mendigo porque su hijo ha compartido un porro con él en la casa del camello.
