Tras media hora en la peluquería e incapaz de parar la conversación, Enrique Jaloso, un hombre de 62 años natural de Madrid, ha anunciado a sus familiares que ahora el peluquero vive en casa y es un miembro más de la familia. Enrique trató de terminar la conversación cuando Ginés, el peluquero de 57 años, completó su corte de pelo, pero no hubo manera y acabó invitándole a vivir con él.
La mujer y los tres hijos de Enrique no están nada entusiasmados con la llegada de un nuevo inquilino, pero, como su padre sigue inmerso en la conversación con el peluquero, todavía no se lo han podido decir. “Y lo peor no es eso, lo peor es que nos toman por el pito del sereno”, aseguraba el peluquero mientras se acomodaba en su nueva residencia. “Son todos iguales”, añadía Enrique mientras le hacía sitio en un armario para que dejase su ropa.
“El señor Ginés dormirá al lado de Paco el taxista y vosotros tendréis que buscar hueco en el sofá”, ha anunciado el padre de familia a sus hijos nada más llegar a casa, obligándoles a recoger todas sus cosas y abandonar la habitación en la que crecieron. “Algún día se acabará la conversación y volverá a su casa”, le ha dicho a su mujer para tranquilizarla. “No le voy a dejar con la palabra en la boca, a ver qué haríais vosotros”, justifica entre susurros mientras finge escuchar al estilista.
Al cierre de la edición, fuentes cercanas al domicilio apuntan que Paco el taxista y Ginés el peluquero se han pasado hablando toda la noche y no han dejado dormir a los demás habitantes de la casa. Especialmente a Marisa la bibliotecaria, que tiene un sueño muy ligero.
