Resignándose a intentar entender lo que pueda leyendo la prensa internacional, María Siamés, de Madrid, ha decidido no preguntarle nada a Federico, su amigo de Buenos Aires, porque no tiene tiempo ahora para estar escuchándole hablar durante cinco días seguidos. “El morbo me come y me gustaría de verdad saber su opinión sobre el tema, pero ahora no puedo dejar el trabajo una semana para escucharle”, explica Siamés a la prensa.
La mujer esquivará el asunto de la victoria de Javier Milei en los comicios argentinos cuando coincida con su amigo, aunque apreciaría que un nativo le explicara quién es ese político “con aspecto de leprechaun narcotraficante”. “Desde luego, yo a mi colega no le voy a preguntar porque no puedo cogerme vacaciones ahora para escucharle”, explica Siamés a la prensa (que ha acudido a ella por si había podido hablar con Fede, a fin de reunir información sobre la victoria del ultraderechista Milei).
La mujer asegura estar muy preocupada por Argentina “pero no tanto como para escuchar a un argentino hablando de ello durante 120 horas como mínimo, que son las que va a necesitar para explicar qué ha podido llevar a un país como Argentina a escoger como presidente a un thundercat adicto al crack”.
Siamés está valorando sacarle el tema a su amigo Federico siempre y cuando este firme un contrato en el que se comprometa a no hablar y lamentarse durante más de ocho horas seguidas, el tiempo máximo que el cerebro humano puede soportar escuchando a un argentino.
