Su Majestad el Rey Felipe VI se ha visto forzado este mediodía a disculparse ante las cámaras de televisión después de haberse agarrado con la mano los genitales en pleno desfile de las Fuerzas Armadas y ante las miradas de estupor de la Reina Letizia y de la Princesa Leonor. El gesto, que no ha pasado desapercibido, ha sido, según el monarca, «fruto de la euforia del momento».
«No volverá a ocurrir», ha prometido el monarca, echando mano de una fórmula ya conocida por todos los españoles. Aunque hay unanimidad al tildar de impropio el gesto, las disculpas han sido aceptadas y, de hecho, el sector monárquico aplaude «su pasión por España, más fuerte que el protocolo».
Los analistas ponen en duda que haya sido un acto espontáneo y consideran que se trata de una estrategia para renovar el compromiso del borbón con la defensa del país tras las críticas por haberle encargado a Pedro Sánchez la formación de Gobierno.
Mayor inquietud ha provocado el momento posterior en el que Felipe VI se ha acercado a la mascota de la Legión española y, levantándola hasta ponerla a su altura, le ha dado un «piquito».