Stanislav Dimov, analista de datos que colabora con la compañía Jenkins&Co. en calidad de falso autónomo, ha decidido tomarse un minuto sabático esta mañana «para ver mi vida con cierta perspectiva, tomándome ese tiempo para pensar y volver luego al trabajo con las pilas cargadas y la energía renovada».
El trabajador se ha levantado de su silla de oficina y ha emprendido un viaje de autoexploración al baño. «Se me ha hecho raro, no sabía qué hacer con mi vida durante los primeros veinte segundos», reconoce. «Estamos tan acostumbrados a vivir sin pensar que, cuando te apartas de la rutina diaria de trabajo, no sabes por dónde tirar», explica.
Comenta Dimov que, cuando compartió con sus compañeros su decisión, muchos temieron que, al reincorporarse, la empresa hubiera encontrado un sustituto. «Aquí practican eso del hot seat, siempre tiene que haber alguien en el ordenador, sin pausa. Pero quise correr ese riesgo porque mi trabajo estaba empezando a eclipsar el resto de mi vida», sentencia el autónomo.
«Me dio tiempo a sacarme una foto y a saludar a gente nueva en el pasillo, estas cosas te oxigenan. Ha sido una experiencia transformadora», concluía Dimov dos minutos después de reincorporarse al trabajo y ya sin apartar la mirada de la pantalla del ordenador.