Acusando de “alarmismo orwelliano” a su equipo médico, Jacinto B., un hombre de políticas neoliberales al que le han dado tres meses de vida si no se somete a una intervención quirúrgica urgente, asegura que los médicos no son nadie para asustarle “unilateralmente” al decirle que va a morir próximamente, según ha denunciado él mismo ante los medios. “¿Hola? ¿Y esta intromisión ilegítima del Estado en mi vida, a santo de qué?”, ha declarado el paciente después de que le detectaran un grave problema cardíaco.
Según ha opinado ante la prensa, los médicos no pueden caer en “el cuento del lobo”. “Si ahora que me quedan tres meses de vida ya están asustándome, cuando me queden dos meses de vida no les haré caso y, cuando esté a puntísimo de morirme, me lo tomaré a risa”, ha insistido.
El hombre considera que lo de los tres meses de vida es “la típica amenaza sanchista” y dice que, si acude al hospital a una revisión, “lo razonable”, según su opinión, es que el médico solo abra la boca si es para decir cosas “realmente importantes” y cuando haya amenazas “de verdad”, no solo hipótesis.
“No me parece mal que me avisen, pero que lo hagan cuando el riesgo sea serio porque, si no, esto es cien por cien totalitarismo, asustar a la población para tenerla controlada y que se quede en casa sin salir esperando no sé qué corazón para no sé qué transplante, según me han pedido”, ha dicho.
“A mí que no me molesten si no me he muerto”, ha zanjado.
Aún así, las amenazas de los médicos no han caído en saco roto y Jacinto B. se centrará, durante los tres meses que le quedan de vida, en proteger a la hostelería.
