Aunque el verano está a punto de llegar a su fin, todavía hace mucho calor en la mayoría de zonas de España. Para luchar contra las altas temperaturas, el ventilador de techo ya es desde hace tiempo el método de refrigeración más recomendado aunque cercene la cabeza a dos de cada tres usuarios. Los españoles ponen este sistema por encima del aire acondicionado. “El aire acondicionado me provoca orzuelos, mientras que el ventilador de techo me decapita, que es más rápido e indoloro”, explica Eva María Arias Blanco, una ciudadana natural de Madrid.
Para la inmensa mayoría de los españoles, dormir con tres aspas afiladas moviéndose a toda velocidad sobre su cabeza constituye una experiencia que, además de combatir el calor, resulta muy emocionante. “Te vas a dormir con la sensación de que puede ser tu última noche, así que, cuando te despiertas y compruebas que sigues viva, la emoción es indescriptible”, razona Arias.
“Es que mira cómo mola mi cuerpo dando vueltas en el techo”, exclamaba esta mañana la cabeza de tu cuñado tirada en el suelo. La sangre derramada contribuye a bajar la temperatura de una estancia hasta un 5%.
Desgraciadamente, no todos los españoles aprueban los ventiladores de aire: el equipo nacional de baloncesto ha iniciado una recogida de firmas para prohibir su uso. “Si no fuera por estos ventiladores, tendríamos muchos más jugadores”, lamentan desde la federación.
Tras el éxito de los ventiladores de techo, ahora el futuro está en el desarrollo de ventiladores de suelo. “Llevan unas aspas gigantes de manera que hay que ir pisando para desplazarse, es muy divertido, como participar en ‘Humor Amarillo’ constantemente”, detallan los expertos. “Por no hablar de lo mucho que airean los genitales”, dicen.
