Durante la jornada de Liga de ayer, mientras el Sevilla jugaba su partido contra el Almería, unos ladrones asaltaron la casa de Sergio Ramos y vaciaron su biblioteca llevándose las obras completas de Galdós y un ejemplar para coleccionistas de La Regenta. Al colarse en la vivienda, los asaltantes también destrozaron un tablero de ajedrez que el futbolista usa para emular sus partidas favoritas de Anatoli Kárpov.
Sergio Ramos se mostró abatido al entrar en su biblioteca y ver las estanterías vacías. “Mi mayor fortuna eran esos libros”, ha lamentado ante la prensa. Cuando el jugador de Camas descubrió que le faltaba el ejemplar de Materialismo militante de Gueorgui Plejánov, el cual había empezado a leer el pasado martes y todavía iba por la mitad, montó en cólera. “Siempre quise entender bien las razones tras su alejamiento de Lenin y ahora tendré que esperar”, se ha quejado Ramos.
Por suerte, no todo son malas noticias: los ladrones no llegaron a entrar en el laboratorio en el que el futbolista está investigando la extracción y cuantificación de la clorofila y sus posibles usos médicos. “Es una investigación que todavía tengo muy verde, pero sin duda habrían retrasado varios meses los resultados de haber entrado”, declara el futbolista con alivio.
No es la primera vez que Sergio Ramos es protagonista por un suceso semejante: hace tres años, cuando aún era jugador del Real Madrid, un árbitro le sacó la tarjeta roja porque el futbolista salió al campo con los apuntes de Fundamentos de termodinámica química, ya que al día siguiente tenía un examen muy importante.
