Según declaraba este lunes a su entorno, un padre que nunca tuvo tiempo para sus hijos se ha dado cuenta, ahora que es abuelo, de que tampoco se perdió gran cosa. El hombre certificó este hecho durante un paseo por un céntrico parque de la ciudad de Sevilla, donde se percató de que se estaba aburriendo y de que estar con las nietas «tampoco es para tanto».
El abuelo, Antonio Pacheco, de 72 años, llevaba toda la vida arrepentido porque pensaba que se había perdido algo muy especial por pasar tanto tiempo en la oficina. Las horas perdidas en el parque infantil con sus nietas le han confirmado que fue la mejor decisión de su vida. «Volvería a hacerlo mil veces», apunta.
Viendo lo pesadas que son sus nietas y lo aburrido que es jugar con ellas, Pacheco echa de menos la oficina, mucho más entretenida. «Si lo llego a saber, no me habría pasado tantos años con la foto de mis hijos en la mesa», se sincera. «Sí, juegan, son sangre de tu sangre, a veces dicen cosas graciosas, pero tampoco es algo tan increíble», confiesa. «Me divierto más en el bar», agrega.
Por su parte, los hijos de Antonio, al ver cómo juega con sus nietas, se han dado cuenta de que tampoco se perdieron nada al tener un padre ausente. «Sinceramente, creemos que fue una suerte no tenerlo que aguantar cuando éramos niños», declaran.
