En un comunicado difundido hoy, la Asociación Nacional de Psicología señala que, por culpa de la precariedad económica y las dificultades de los jóvenes para emanciparse, cada vez es más costoso librarse de la tutela paterna, motivo por el cual matar al padre es hoy en día insuficiente si se pretende alcanzar una auténtica autonomía emocional.
«Al padre hay que matarlo y rematarlo. Podemos oponernos a sus principios y valores conservadores, por ejemplo, pero si la sociedad en conjunto los abraza, entonces es necesario matarlo de nuevo porque revive y se apodera de nosotros otra vez», explican los psicólogos. «Los padres están más vivos que nunca, ven la tele, se radicalizan y luego van a votar», añaden.
En el escrito, la entidad menciona la abundancia de casos en los que el padre resucita sistemáticamente. «Hay que clavarle la estaca. Aunque parezca que está muerto, siempre acaba volviendo a nosotros. De repente, educando a nuestros hijos, nos sorprendemos repitiendo patrones paternos. Y es en esos momentos en los que conviene rematar», argumentan los expertos.
«Sin piedad, sin remilgos. Los padres se han hecho resistentes y hay que actuar sin contemplaciones. Que no quede ni un puto padre vivo, así de claro. Pongamos a estos fascistas hijos de puta a criar malvas», sentencian los psicólogos.
