Tras ver que todos sus compañeros están escribiendo frases muy ingeniosas en sus pancartas, Esther Refill, una veterana guionista estadounidense, todavía no ha sido capaz de salir a manifestarse porque todas las ideas que se le ocurren para sus carteles son «malísimas, mierda pura, derivativas». «Tengo el síndrome de la pancarta en blanco», ha explicado Refill a un periodista de Variety.
“Todo lo que se me ocurre suena derivativo o medio copiado de lo que han hecho otras compañeras… Soy un fraude. Una mierda. Mi bloqueo demuestra que no merezco exigir nada a los estudios y que, de hecho, lo mejor que puedo hacer es buscar un trabajo de verdad, quizá ayudando a mi padre en la ferretería», explica la escritora, que ha trabajado para algunas de las series más aclamadas de los últimos años.
Refill ha intentado escribir alguna frase que, por un lado, sea comercial y se entienda pero que contenga algún rasgo de su historia personal. Tras varios días en casa no se le ocurre nada. Teme que si sale a la calle con una pancarta excesivamente simple en la que solo ponga «dinero», «más dinero» o «yo también quiero ser rica», sus colegas de profesión «pero también la crítica y el público» la critiquen en redes sociales por no saber escribir nada con un mínimo de subtexto o interés.
«He empezado a beber… otra vez», admite la guionista.
Refill, que considera que se trabaja muchísimo más durante las huelgas que durante una jornada laboral normal, ha decidido finalmente, según ha podido saber la prensa, reescribir alguna de las pancartas que usó durante la huelga de guionistas de 2007.
