Ferrovial celebra una junta decisiva para su futuro. La empresa que preside Rafael del Pino somete a votación de sus accionistas la decisión, acordada por el consejo de administración en febrero, de trasladar su sede a Países Bajos. Sin embargo, el hecho de que en su discurso inicial el directivo haya comparecido con el rostro enrojecido y rodeado de humo hace pensar que la decisión ya está tomada y que hay poco margen de maniobra.
En su discurso, el directivo ha defendido que el proyecto de cambio de sede es esencial porque «mejora… la capacidad de… de competir, eso, eso, del grupo», al tiempo que «potencia… pues el negocio interna… internacional y… jijiji, un momento, que me da la risa… el negocio internacional». Por todo ello, ha dicho del Pino, existen «motivos económicos válidos» y en ningún caso hay «motivos fiscales porque… tío, la vida a veces… no sé, no es todo o blanco o rojo, no es todo… es complicado, tío… jijiji».
«Perrosanxeeeeee jejeje, ven a darle una calada a estoooo», ha argumentado.
«Ferrovial hará lo que le salga de los Países Bajos, señoreeeees», ha dicho del Pino, en un tono informal muy poco habitual en un empresario de su perfil.
«La cuestión aquí», ha dicho el CEO de Ferrovial intentando recuperar la seriedad, «no es tanto si nos vamos a Holanda o no, lo realmente importante es resolver quién fue la primera persona que decidió que el alfabeto estaría en orden alfabético. ¿Cómo lo hizo, tío? Te hace pensar».
«Si tienes insomnio, tu habitación no es, estrictamente hablando, un dormitorio, es la habitación de la cama, es un camato… camalario… camódromo…», ha declarado ante el resto de miembros de la junta de accionistas, que no han sabido qué contestarle.
Respecto a la evasión fiscal, del Pino ha sido muy tajante: «Lo malo de los impuestos es que te los imponen, la palabra lo dice, y eso es lo malo… Tendrían que ser voluntarios, tío».
«Si todos evadiéramos fiscalmente no habría evasores porque todos estaríamos igual, o sea, la injusticia deja de ser injusta en el momento en el que todos hacemos lo mismo», ha añadido.
«Jijijijijijiji», ha zanjado del Pino para concluir.
Al cierre de la edición, los accionistas han iniciado una nueva ronda de votaciones para decidir si el color naranja se llama así porque la fruta es de ese color o si la fruta se llama naranja porque es de color naranja. A continuación, han decidido, por unanimidad, pedir 87 pizzas familiares y 120 paquetes de Filipinos.
