El Consejo de Ministros del martes aprobará un plan para movilizar hasta 50.000 viviendas de la Sareb, también conocida como el banco malo, para alquiler asequible. El Gobierno pondrá 21.000 viviendas a disposición de los municipios y comunidades autónomas, pero ha recordado hoy que sus inquilinos deberán convivir con el banquero malo.
Los banqueros malos se independizan a los 20 años, tres años antes que la media de la UE, según datos del pasado agosto de Eurostat, y lo logran siempre «con malas artes, incluso desahuciando a gente vulnerable si hace falta». Pese a ello, dejarlos ahora en la calle para ofrecer sus viviendas a un precio asequible para los jóvenes que lo necesiten es algo que no entra en los planes del Ejecutivo. «Se trata de conciliar los intereses de unos y de otros, al banco malo le dimos estas viviendas y ahora no se las podemos arrebatar», señalaba el presidente Sánchez esta mañana.
«Son banqueros malos, pero esto no quiere decir que sean malos compañeros de piso», argumenta el Gobierno, que se limita a ofrecer recomendaciones básicas a los futuros inquilinos, como por ejemplo «ponerle un candado a la nevera y controlar el dinero en efectivo».
Según los expertos en banca, lo más probable es que el banquero malo ofrezca a sus nuevos compañeros de piso «servicios de financiación a la hora de hacer la compra o de sufragar gastos comunes». Se aconseja «leer bien la letra pequeña de estas ofertas» y no olvidar nunca que «están en el banco malo por algún motivo».
El Ejecutivo desmiente rotundamente que las viviendas del banco malo sean cajeros fuera de servicio.
