Argumentando que «los cambios drásticos no son buenos, hay que hacerlos de forma gradual», Andoni Zurreño olvidó ayer durante un segundo el feminismo para gritarle piropos a una mujer a la que vio pasar por la calle. «¡Ese culo…!», exclamó pese a que dice que lleva meses revisando su masculinidad. «Un segundo de machismo no es nada, antes era machista todas las horas del día», reitera.
Zurreño prefiere dejar de tratar a las mujeres como objetos «no de golpe, sino como esas canciones de la radio que se van desvaneciendo», y considera que «es precisamente esa suavidad en la forma de hacer las cosas lo que caracteriza mi nueva masculinidad, menos brusca».
«Primero las llamas zorras, luego no se lo gritas pero lo piensas, y al final ni siquiera lo piensas. Es un work in progress», explica.
Para que quede claro que está dejando el machismo, Zurreño informa de que esta misma tarde acudirá a un taller de nuevas masculinidades. «Pero antes me haré una paja para no ir cachondo a clase por si la profe está buenorra», matiza.
