Esta semana, el Gobierno de Francia ha anunciado que alargará la edad de jubilación hasta la incineración. Así pues, los ciudadanos franceses no podrán recibir una prestación económica en concepto de jubilación hasta que sus cenizas sean introducidas en una urna. “Mientras no se haya consumido totalmente, un francés todavía puede formar parte del mercado laboral”, ha declarado el presidente de la República, Emmanuel Macron.
Debido a esta medida, las últimas palabras de los franceses servirán para presentar informes trimestrales de las cuentas de la oficina o para intentar convencer a un usuario de que se cambie de compañía telefónica. “La república no se puede permitir que haya personas jubilándose antes de morir”, se ha sincerado Macron en su comparecencia de esta mañana. “De hecho, yo seré presidente hasta que me incineren”, ha añadido.
Ignorando las protestas de los ciudadanos, Macron insiste en mantener la calma: “Que la incineración te pille trabajando”, ha insistido el presidente sin perder el buen humor. Los trabajadores de las funerarias lo tienen más fácil por cercanía, pero los empleados de otros sectores laborales han protestado mucho por la medida. “Yo no puedo servir comida mientras me están incinerando”, lamenta un camarero de París con más de 40 años de experiencia.
Al cierre de la edición, Emmanuel Macron ha informado de que las personas que sean enterradas serán obligadas a trabajar como mineros hasta su último aliento. “Hay que ser prácticos, no podemos tener a gente parada ni bajo tierra”, ha argumentado.
