Momentos de confusión e incomodidad los que se han vivido este jueves en Kiev, donde el mandatario español Pedro Sánchez ha aterrizado a bordo de su avión Falcon para entrevistarse con el presidente ucranio, Volodímir Zelenski. El líder ucranio ha elogiado la aeronave de Sánchez y ha reiterado su agradecimiento, insistiendo en que el Falcon 900 «será un activo importante para nuestro ejército».
Por mucho que el español ha recordado que «la aportación de España consiste en carros de combate», Zelenski no ha dejado de replicar «no, pero el avión también nos irá bien, hay que ser fuertes por tierra pero también por aire». Los esfuerzos de la diplomacia española no están dando frutos y varios soldados ucranios han empezado a examinar el avión de Sánchez, tapando la bandera de España que luce el fuselaje con una de Ucrania, confirmándose así que se lo han apropiado.
«Yo en tren no vuelvo», habría avisado el presidente español, que ha exigido «un nuevo Falcon» para él. Desde el Ministerio de Defensa alertan de que «el riesgo de que se mande otra aeronave y se interprete que es otro regalo es demasiado elevado».
«El Falcon es mío, tengo allí mis gafas de sol y mis cosas, me he hecho al asiento y soy presidente, no pienso viajar tantas horas a bordo de una avioneta cutre. Quiero mi Falcon, hablad con quien tengáis que hablar y hacédselo entender a esta gente», habría protestado Sánchez, según fuentes cercanas a su gabinete. «El Air Force One no se lo quedó, ¿no? ¿Por qué se queda con mi avión? Una cosa es ayudar y otra que te tomen el pelo», habría añadido, según las mismas fuentes.
«No perdáis de vista mi cartera, que con la tontería de la guerra este pavo nos deja secos», ha ordenado también Pedro Sánchez.
