Hartos de tener que caminar «como animales» del sitio en el que están sentados al patinete eléctrico, los gandules españoles reclaman que haya «algún tipo de segundo patinete eléctrico, quizá más pequeño» que les permita hacer ese trayecto sin esfuerzo. «El patinete eléctrico está muy bien para ir por la calle sin caminar, ¿pero qué se supone que tenemos que hacer para ir hasta el sitio en el que está el patinete eléctrico aparcado? ¿Caminar? Ni hablar», se queja Isabel Montoya, presidente de la Asociación Española de Propietarios de Patinetes (AEPP) (una subdividión de la Asociación Nacional de Haraganes y Gandules).
Según la asociación, la mayoría de usuarios deja el patinete en la puerta de casa o de su lugar de trabajo, pero tiene que caminar hasta el sitio en el que vaya a sentarse. «No es práctico tener un patinete de tamaño normal para ese trayecto, necesitamos uno más pequeño para cubrir esa distancia porque la mayoría de nosotros ya no está acostumbrado a caminar. Usar las piernas es un retroceso», explica Montoya desde el sofá de su casa.
Al cierre de la edición, todos los miembros de la AEPP siguen sentados pacientemente a la espera de disponer de un patinete suplementario para llegar hasta su patinete principal.
