Lejos de ser un escenario del futuro, las migraciones climáticas a causa del calentamiento ya han empezado y esta misma madrugada, a las 4:00, Fermín Lorente, de 35 años, se ha visto obligado a abandonar el lado de la almohada en el que había pasado toda la noche en busca de zonas más fresquitas. «Me he tenido que desplazar 60 centímetros, abandonando el hueco que había sido mi hogar y dejando muchas cosas atrás, muchos recuerdos», explica Lorente.
«Me ha costado habituarme a mi nuevo sitio, la verdad…», dice este hombre, que se considera un «refugiado climático».
Según dice, y confirmando los peores presagios de muchos científicos, no se ha visto obligado a efectuar un viaje «difícil y hostil» únicamente por la temperatura sino también por las «inundaciones». «Se ve que he dormido con la boca abierta y estaba todo lleno de babas y era inhabitable», explica.
El hombre también considera que la temperatura de la cama está subiendo irremediablemente y no descarta tener que explorar territorios inhóspitos y darle la vuelta al colchón.
