El hecho de que papá, sin previo aviso y de forma instintiva, lleve varias horas en la cocina amasando y horneando pan aleja un fin de la pandemia que en España se veía más cerca que nunca, informa mamá, muy preocupada por lo que le parecen «evidentes pasos atrás en lo que a recuperar la normalidad se refiere». «No vamos bien, no vamos nada bien», han confirmado los observadores consultados (mamá, Rubén y la abuela).
Según dichos observadores, «se despertó en papá cierto mecanismo de defensa» al ver las noticias sobre la gran ola de contagios en China de la última semana. Y ahora, tras cinco hogazas caseras, cuatro bizcochos y tres horas de conversación sobre masas madre, parece evidente que está a punto de suceder «algo grave».
«Los indicadores son evidentes y no pintan nada bien», informa mamá señalando la cocina, que luce como en abril de 2020.
A última hora, han saltado todas las alarmas porque papá ha salido a la calle a comprar harina llevando una bolsa de plástico puesta en la cabeza.
