«De verdad que ya no se pueden hacer chistes de nada, ni se puede hablar a las mujeres con espontaneidad, ni te puedes relajar. Hemos retrocedido». Con estas palabras protestaba esta mañana Fernando Gámiz Ruiz desde el centro penitenciario Madrid III, donde cumple una condena de 20 años por haberle dicho a una chica que iba «muy mona».
En su día, tanto Gámiz como su abogado lamentaron los abusos de la cultura de la cancelación y el puritanismo moral que se ha convertido en la nueva censura. Una situación que, según ellos, ha empeorado. «Antes de esto, ya me habían arrestado varias veces. En una de ellas por contar el chiste del perro Misstetas en una sobremesa, y en otra ocasión por una mirada inapropiada, según se dijo, frente al escaparate de una tienda de lencería. Y aquí en la cárcel hay mucha más gente como yo. Gente condenada por saludar, por decirle a una mujer que iba guapa. En definitiva: está penado apreciar lo bello», explica el reo.
Las declaraciones de Fernando coinciden con el lanzamiento del nuevo libro de El Mundo Today, «Mejor no bromear con esto», en el que, según explica el preso, «hay sobrados ejemplos de lo que digo, y me extrañaría que sus autores siguieran en la calle a estas alturas. Se habrán interpuesto denuncias ya, si es que la Fiscalía no actúa de oficio».
El mes que viene, Gámez se enfrentará a otro juicio por haber dicho, desde su celda, que «no se puede ir en contra de la biología».
