Indignada por la poca colaboración de los demás presentes, una turista despistada lleva horas sujetando el Coliseo Romano pensando que es la Torre inclinada de Pisa. La mujer, llamada Helena Pozuelo, tiene miedo de que una construcción de casi dos mil años se destruya por culpa de la dejadez de la gente. “Están todos posando para las fotos sin preocuparse de su sujeción”, denuncia.
La turista todavía no ha podido ver nada de Roma porque está empeñada en evitar que el Coliseo se caiga. “Teníamos programada una visita al Vaticano y una reserva en el restaurante Rómulo y Remo, pero no hemos podido ir porque Helena está muy involucrada con la sujeción del Coliseo”, reconoce su acompañante. “Muchos le hemos intentado decir que esto no es la Torre de Pisa, que se relaje, pero no atiende a razones”, añade.
Helena ha sujetado con tanto empeño el Coliseo Romano que ha acabado inclinándolo, viéndose forzada a colocarse en el otro lado y, ahora sí, sujetarlo para evitar que se caiga. “Considero que es muy importante ayudar a preservar tesoros históricos como este y es una pena que la mayoría de los turistas vengan aquí y no ayuden a mantenerlo”, insiste la joven.
No es la primera vez que Pozuelo vive una situación semejante. El pasado verano, sin ir más lejos, estuvo horas intentando besar a la Estatua de la Libertad pensando que era La Gran Esfinge de Guiza.
